dimarts, 15 de novembre del 2016

Un lobby de cuatro patas


El meu article publicat al Blog Derecho de los Animales del Consejo General de la Abogacía Española el 11/11/2016

Artículo  

 
"Caminando solo irás más rápido, pero acompañado llegarás más lejos" (Proverbio africano)

A menudo nos preguntamos qué fuerzas se conjuran tras los fenómenos sociales que nos hacen avanzar como sociedad y nos conducen al progreso y a la civilización. Los libros de historia analizaran, dentro de unos años, qué circunstancias hicieron posible un hito histórico del siglo XXI: Conseguir una sociedad concienciada con el bienestar animal. Y los investigadores descubrirán que este logro no fue más que el resultado de las sinergias entre personas de diferentes grupos sociales, académicos, científicos e institucionales que unieron sus fuerzas de forma totalmente altruista y vocacional con un único objetivo: humanizar el trato que dispensamos al resto de las especies. 


Porque la sociedad depende de la diversidad de organismos con los que compartimos el planeta. Y porque asumir el reto de la biodiversidad es una de las grandes asignaturas pendientes de la humanidad. Y porque este reto sólo se conseguirá si somos capaces de crear un lobby o grupo de presión suficientemente fuerte como para cambiar las cosas. Porque, por mucho que exista la justicia, si no se produce un cambio de actitud en las personas que son responsables de aquellas cosas que no funcionan, será muy difícil arreglarlas.

Pero ¿en qué consiste exactamente la labor del lobista? Un lobby animalista representa intereses de colectivos dedicados a la lucha contra la violencia y el maltrato animal.  En Barcelona, el 27 y 28 de octubre, durante el I Encuentro de las Comisiones de Protección de los Derechos de los Animales organizado por el Colegio de la Abogacía de Barcelona –pionero en la materia- se han sentado las bases para la creación de un nuevo lobby contra el maltrato animal, formado por todas las Comisiones de Derecho Animal de los Colegios de Abogados Españoles, que ya son más de veinte.  La idea es influir en la agenda de administraciones públicas a través de la elaboración de informes y dossieres, que serán presentados en reuniones con todos los actores implicados en un proceso de decisión. Primero hay que preparar un planteamiento estratégico, en el que se clarificarán los objetivos de cada actuación. Luego se estudia el marco legal, a los interlocutores y a los posibles aliados en la causa. Finalmente se presenta el mensaje a través de reuniones con las administraciones implicadas en la causa y con poder de decisión. El objetivo: convencerles de que sólo aquellas actuaciones avaladas por nuestras comisiones van a tener una amplia aprobación social. 

El alteo del pato que provocó la tormenta
 
La energía, el tiempo, el trabajo y los esfuerzos que invierten las personas que, de forma totalmente altruista, trabajan para conseguirlo, se ve recompensada cada vez que se alcanza un objetivo, por pequeño que sea. No es fácil, y a veces hacen falta auténticas conjuras del destino para que empiece a moverse algo. Es aquello del aleteo de una mariposa en Pekín que provoca una tormenta en Nueva York. Una pequeña muestra es lo que sucedió el verano de 2015 en Roses (Girona) con la anacrónica 'caza a nado de patos'. Hacía 97 años que se celebraba durante la fiesta mayor del municipio, y sus organizadores ya anunciaban, satisfechos, que pronto alcanzaría el grado de 'tradición centenaria'. Y es que, hace casi un siglo, quien tenía la suerte de ‘cazar’ un pato a nado, tenía la comida asegurado en la mesa. Hoy en día, sin embargo, ninguno de los participantes en la 'fiesta' lo hacían para poder comer, pues ni siquiera se los podían llevar a casa desde que la Ley de Protección de los Animales prohibió hacer donación de ellos como premio.

Hay quien espera que las cosas acaben cayendo por su propio peso. Pero en este caso fue necesario poner en marcha las cuatro patas del lobby animalista para acabar con un espectáculo tan absurdo, lamentable y cruel como es tirar una cincuentena de patos vivos al mar, desde una barca, para que la gente los persiga, nadando, simplemente por diversión. La "pata activista", la más vistosa, fue clave en este caso: sin el vídeo, que se hizo viral y dio la vuelta al mundo (*), grabado por la activista a quien una de las participantes estrelló un pato vivo contra la cámara, todo hubiera sido más difícil. Nunca hasta entonces se había podido demostrar que se maltratara a los patos que se usaban durante la acosada, por mucho que personas como yo piensen que el acto en sí ya supone un caso claro de maltrato.

El vídeo potenció una masiva recogida de firmas en change.org que se extendió como la pólvora, logrando en pocos días miles de firmas pidiendo la supresión del acto y motivando las primeras denuncias. Entonces entró en acción la "pata jurídica", representada por las Comisiones de Protección de los Derechos de los Animales de los Colegios de Abogados, que contactaron con los representantes municipales para advertirles de la incorrección ética y legal en que incurre un Ayuntamiento que autoriza este tipo de espectáculos: Circulaba por Internet un documento firmado por 80.000 personas asegurando que este espectáculo hería su sensibilidad. Mientras tanto, la "pata mediática" iba haciendo su trabajo, y la caza de patos a nado de Roses empezaba a traspasar fronteras. Medios de comunicación de países como el Reino Unido, Francia, Sudamérica, Rusia, la India e incluso de China se hacían eco, y la noticia daba la vuelta al mundo. Faltaba sólo una pata, la más difícil de alcanzar: la "pata política". Y digo difícil porque no siempre se encuentran políticos valientes, dispuestos a poner sus valores por delante de sus intereses políticos. Pero en Roses la pata política también funcionó, y con las cuatro patas ya se puede empezar a caminar sin cojear. Una moción presentada por el grupo municipal “Gent del Poble”, pidiendo la supresión de patos y vaquillas de los actos festivos del municipio, logró la aprobación del pleno del Ayuntamiento: Roses se declaraba ‘municipio respetuoso con los animales’. No tardaron en llegarle los reconocimientos, especialmente a nivel mediático.

Por eso es una buena noticia que cada vez más Colegios de Abogados se sumen a la causa, porque, como reza un viejo proverbio africano “Caminando solo irás más rápido, pero acompañado llegarás más lejos”.



Magda Pujol, periodista
Coordinadora de Comunicación de las Comisiones de Protección de los Derechos de los Animales de los Colegios de Abogados de Catalunya y colaboradora de la CPDA ICA Girona

dimecres, 24 d’agost del 2016

Fractura i sensibilitat


El meu article publicat al Setmanari de l'Alt Empordà el 23/08/16



De tradicions, els llibres d’història en van plens. Formen part del nostre passat i l’evolució dels nostres valors, allò que ens fa forts com a societat, provoca que perdurin en el temps, s’actualitzin o es perdin. No es tracta d’oblidar, perquè la història com a poble és la suma de les decisions que hem pres i de tot allò que hem viscut i ens ha passat. Però a vegades cal passar pàgina. Literalment.

Personalment, m’enorgulleix que Roses hagi guardat en el calaix de la història dues activitats de la festa major -una de tradicional i una altra d’importada per un clientelisme mal entès- que xocaven frontalment amb els valors cívics que ens correspon transmetre als ciutadans, a les noves generacions i als milers de visitants d’arreu del món que, en ple mes d’agost, passen pel municipi.

Sí, enguany no hi ha hagut empaitada d’ànecs ni vaquetes a Roses i la festa major s’ha celebrat igualment amb un èxit de públic i de diversió. No és un cas aïllat. A Olot ja no es faran correbous, a Torroella de Montgrí aquest serà l’últim any, i a Alcanar ja no s’han dedicat a llençar bous al mar, per posar només uns exemples. Són petits avenços socials que, en el cas de Roses, s’han produït gràcies a decisions polítiques valentes o, fins i tot, difícils. Però, per sobre de tot, necessàries perquè ningú entén que, en ple segle XXI, es puguin utilitzar animals per divertiment dels humans. Com si tots no fóssim éssers vius. Com si el respecte hagués de dependre de l’espècie.

La festa major rosinca del 2016 ja ha quedat escrita en una nova pàgina dels llibres d’història. Sense ànecs ni vaquetes, però amb tobogans aquàtics, castellers, barraques, cercaviles i Miquelets. Una festa viva per a tothom. I sense cap fractura social, com alguns alarmistes vaticinaven des dels seus púlpits. Segurament no s’havien adonat que la fractura existia abans, però no era social, era de sensibilitat. I avui feliçment guarida.


dissabte, 5 de març del 2016

L’evolució és imparable


El meu article publicat al Diari de Girona el 4/03/16



Charles Darwin va teoritzar en el seu documentat treball sobre l’evolució de l’espècie que l’ésser humà formava part del regne animal com una espècie més que havia evolucionat al llarg del temps. Dos-cents anys després, debats religiosos a banda, la comunitat científica valida aquesta tesi i certifica que l’home, en la seva teoria evolutiva, està al mateix nivell que la resta d’espècies animals. Ni per sobre ni, evidentment, per sota, sinó al mateix nivell.

La revolució que va suposar el darwinisme des del punt de vista biològic no ha tingut, però, el mateix efecte en l’àmbit sociològic. Si dins la mateixa espècie humana n’hi ha que es consideren superiors als altres per qüestions banals com el color de la pell o l’origen cultural, és evident que la ‘ceguesa’ intel·lectual s’agreuja encara més quan diferenciem entre el que col·loquialment anomenem persones i animals.

Afortunadament, al segle XXI l’evolució de l’espècie també és social i aquest és un símptoma de normalitat. La decisió de l’Ajuntament de Roses de declarar el municipi com a vila respectuosa amb els animals i prohibir activitats com l’empaitada d’ànecs o els correbous és un símptoma que l’evolució és imparable, però també ens ha de fer reflexionar sobre els nostres valors i, sobretot, els que volem transmetre.

Una activitat lúdica que utilitza animals per pura diversió dels humans va contra l’evolució i lesiona una ciutadania que es vol sentir moderna i amb principis. No hi ha tradició que se sustenti en aquests paràmetres més propis, si em permeteu, de l’edat de pedra. El respecte cap a un altre ésser ha de ser avui un fet irrenunciable, sigui blanc o negre; o camini amb dues o quatre potes. No podem dubtar d’aquest principi amb l’excusa de tradicions que porten 50, 100 o 200 anys entre nosaltres. Ha d’arribar el moment del canvi, d’aquell gest real que serveix per canviar les coses.

Això és el que ha passat ara a Roses amb la moció aprovada per l’Ajuntament. És cert que amb un resultat ajustat, però fa només un any ningú es podia imaginar que avui seríem on som. Això ha estat possible gràcies a la perseverança de moltes persones que han lluitat i defensat la necessitat de fer aquest pas endavant, començant pel regidor de Festes de l’Ajuntament i impulsor de la moció, Francesc Giner, i per la resta de regidors, inclosa l’alcaldessa, Montse Mindan, que hi van donar suport, o per qui es va abstenir, sigui per principis o per responsabilitat política. Ells són els protagonistes valents que han pres una decisió que va més enllà d’autoritzar o suprimir una activitat del segle passat –en tots els sentits de l’expressió-, sinó que senten les bases d’un nou model de societat rosinca, més ètica i rica. I cap retret pels polítics que encara no han fet aquest pas, inclòs aquell que va canviar d’opinió a l’últim minut, ni pels promotors de les activitats amb animals. L’evolució és imparable, i només és qüestió de temps